Como se divulgó y creó expectativa la alocución del presidente norteamericano George W. Bush, al llegar a casa y verle en el TV, me quedé un momento parado mirando, pues asumí por el precedente que era un emisión de unos pocos segundos, pregunté qué programa era, La mesa redonda, fue la respuesta, ah, y entonces caigo en la cuenta... ¡se transmitía el audio original!, ah, pero mi asombro es mayor al extenderse, me senté y no sobrevino el corte, la mutilación del video. Recordé inmediatamente la crítica que leí en el blog de Yoani, Generación Y, acerca de la ausencia del dato real al que respondían los medios de comunicación de la dictadura, es decir, no se publica el original al que dan respuesta, se comunica una versión adaptada; lo trasnmitieron completo, al parecer casi completo, porque luego del video de la declaración, el tentempie de Randy Alonso explico que transmitieron un fragmento.
Luego, haciendo un esfuerzo, comencé a ver la respuesta de la dictadura en boca de Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exterior y testigo vivo del comienzo de la declinación del tirano, al elegir personas sin las cualidades como se viera luego en los desempeños de los elegidos, como es el caso de marras que tiene pinta, porte y discurso de cualquier cosa menos diplomático; demostrado fehacientemente en la propia declaración al comportarse errático y pronunciar, por ejemplo, entindo en lugar de entiendo, de manera que realmente no entendió la declaración de EEUU en boca del presidente y finalmente, terminó malinterpretándola.
Aparte de su reconocida afición a ser el eco del agoniante dictador desde su ascenso a la cartera de exteriores, queda claro su total ausencia de condiciones para ese desempeño.
Otro detalle interesante, es la ausencia del sátrapa en todo el asunto, que se adelantó a responder sin saber de que trataba y al parecer, no se sabe a ciencia cierta si por estar ya cadaver o se han quedado sin las inyecciones de sangre de caballo que le sostenían para las fotos unos pocos minutos parado y un poco más sentado, mientras balbuceaba su senilidad, por cierto, ahora la picaresca cubana le ha bautizado El Balbú, ya saben por qué, claro, no es por la barba-pelusa.
En cualquier caso, Felipe, entérate, no pasas la prueba, no ya el detector de mentiras, no pasas ni por la prueba de la vista del cubano de a pie, que ya comenta los detalles "raros" de tu verborreica respuesta, errores de dicción, tremolar, sudoración, etc.
Ya viene llegando, y todo el mundo lo está esperando.
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