Leo en Penultimos Días que el autor del blog Mi isla al mediodía ha perdido su conexión a Internet, también leo, y le doy la razón en eso, que en lugar de poner el dedo en la llaga, rezuma un blues.
Al comienzo de leer el blog de Mi isla al mediodía, me di cuenta de que era de un joven la autoría. También me percaté que ese mismo joven cree que no meterse en política, críticar o denunciar lo que sucede en Cuba le exoneraría de perder su acceso. Al menos podemos tener el consuelo que este joven tiene acceso a la divisa de forma suficiente como para pagar los 4.50 cuc, que costaba en los correos que daban ese acceso y que ahora fueron eliminados totalmente.
Elogio la perseverancia de este joven que a pesar las dificultades insistirá en postear, aun cuando sea más espaciado en el tiempo.
Pero mijo, espero que te des cuenta de que no hay nada que garantice absolutamente nada en esta isla de nosotros. Es por eso que a pesar de tener muchos poemas y temas que nada tienen que ver con la dictadura o sus consecuencias, y que alguno que otro se me ha escapado, he decidido denunciar, comentar y contar las vicisitudes de nosotros los cubanos bajo la tiranía imperante.
Si mañana llega la libertad a mi país, me alegraré como un escolar sencillo, verán poemas y escritos, quien sabe, quizás me invente alguna novela para entretener y romper el medidor de visitas, eso será mañana, cuando Cuba sea libre, mientras... seguiré escribiendo de mi vida en la dictadura, mientras... recen por nosotros, ahora y en la hora que acabe el internet en la isla al mediodía; pero ya no hay quien borre en las memorias de aquellos que nos leen nuestros post, el aire de la libertad que hemos respirado en los blogs y la seguridad de seguir blogeando en una patria libre que ya viene llegando.
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