En la edición en papel de este viernes de la abuelita, Rolando Pérez Betancourt, quien usualmente escribe en su columna criticas cinematográficas, hoy comparte su opinión sobre un libro que dice él que no presta, más adelante nos enteramos que el libro en cuestión "Los propietarios de Cuba 1958" es un compendio de las familias (551) que según las palabras de Betancourt "...se repartían las riquezas y los negocios en Cuba en 1958...". Por las propias palabras del autor se puede juzgar que había riquezas, hoy no las hay; que había negocios, hoy no los hay. Como un mago o prestidigitador, el anciano dictador se encargó eficientemente de acabar con todo lo hecho y logrado hasta ese momento por los cubanos. Hoy, entrega al final de su vida, un país destruido en su economía, disgregado en lo social y con menos libertades que las que había cuando tomó el poder por la fuerza, para no soltarlo más.
Lo he dicho y lo repito, antes del 59, robaban los gobernantes, por lucro; hoy roban todos los cubanos por necesidad. Antes del 59, algunos vivían en la miseria, hoy, todos compartimos la misma miseria. Para que sistema de salud, si primero es la alimentación, un pueblo alimentado no será presa fácil de las epidemias y las enfermedades, hoy día, muchos cubanos padecen enfermedades que aun cuando no son invalidantes, si son limitantes, parasitos, herpes, gripes nunca antes reportadas en Cuba (a causa de la entrada indiscriminada de latinoamericanos sin control sanitario) y una etcétera larga, que finalmente ni se molestan en curarse por lo ineficiente del sistema de salud. El dictador y sus acólitos, como papagayos bien entrenados, repiten lo de la salud y la educación, no dicen que bajo la supuesta "salud" dejan sin alimentos suficientes para una vida sana al pueblo, que es lo primero; que alfabetizados la inmensa mayoría, no tienen acceso a libros, no los hay, y cuando aparecen, como en la Feria del Libro, sus precios son por los cielos para el cubano común, además de impedir la lectura alternativa o de distintas fuentes, según la elección o el gusto de cada cual, sólo es accesible el panfleto gubernamental de autocomplacencia y autoelogio.
Por todo lo anterior, en que el estado postrero ha venido a ser peor, quizás es mejor como en el 59, cuando éramos un país.
El libro que comenta Betancourt, por supuesto que tendrá acogida, se agotará con toda probabilidad, lo comprarán para conocer si descienden de algunos de los que se hablan en el libro, otros para conocer quienes nos trajeron tantos adelantos en aquella época, los de más allá, para leer sobre la historia que nos es negada por la dictadura.
Me decían en una oportunidad que los ricos en EEUU tenían un lobby para defender sus intereses, y respondía yo, que bien, porque no me imagino a los pobres protegiendo los intereses de los ricos; no me imagino a los homófobos, defendiendo los intereses de los homosexuales.
Como decía mi abuela, la anticomunista: al que Dios se lo dió, San Pedro se lo bendiga.
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