Este puede ser el año en que cambie Cuba, no cabe la menor duda a juzgar por los sucesos acaecidos desde el 31 de julio del anterior.
Luego del traspaso del poder y como resultado del deterioro de la salud mental del anciano dictador, quien tomó medidas que trajeron como consecuencia la agudización de la precaria situción del cubano de la isla, no se avizora con el sustituto provisional ninguna mejora.
Los esfuerzos del hermano de oblicuos ojos, se han visto contrarrestados por el vacio dejado en el traspaso, sin un poder real que para todos sigue descansando cómodamente en las manos del enfermo sátrapa, y con la ausencia de un objetivo, que claramente era ir parcheando o apuntalando lo que evidentemente peligraba por dejar de funcionar, ya sea una industria, o un sitema público a causa de la mala administración, objetivo fijado a capricho y espontaneidad de Fidel Castro, las iniciativas se diluyen en una calma, relajada e inepta dirección.
Es de muchos conocido, que Raul Castro está decididamente por un tipo de modelo para la isla al estilo de los chinos, tampoco es secreto, que no cuenta con la suficiente libertad de acción para llevar a vías de hecho ya sea ese modelo o cualquier otro; años de subordinación a las decisiones del hermano mayor y su irascible carácter, el anuncio a priori de delegar en muchos lo que hasta este momento era de una linealidad o cadena de mando desde el dictador hasta el ultimo ladrillo de la piramide cubana estricta, situación para la que no estaban, ni están preparados los dirigentes, acostumbrados a recibir e implementar lo que les llegaba de "arriba", mucho de ellos ineptos, advenedizos que ascendieron por su incondicionalidad al dictador más que por sus capacidades, se encuentra Raul Castro atado de pies y manos.
Las tibias medidas, que evidentemente han sido consultadas y aprobadas desde el lecho de enfermo, quizás moribundo dictador, no deshacen el mal de tantos años y mucho menos, el desastre de los últimos, en que como ya he dicho, el dictador se afanó en demoler el resto de la economía que a duras penas funcionaba, indudablemente, perjudicado en su salud mental. Tratando de revertir los cambios impuestos por la sobrevivencia de su dictadura, cambios por demás ya necesarios, ha llevado a un callejón sin salida, no será suficiente el subsidio venezolano o cualquier otro que pudiera venir en el futuro, este último muy improbable, pues hasta los chinos, preocupados de no caer ellos con el dictador, exigen sus dineros a este.
En una situación paradójica, la enfermedad vino a alargar su estadía en el poder, pues el cubano, en situación peor que la del 94, ya está cansado de todo y de todos ellos, le sostiene saber que los días de la dictadura son pocos y la incertidumbre del porvenir, que la dictadura se ha encargado por años de pintar gris con pespuntes negros.
De manera que, es una especie de carrera de resistencia, de un lado el dictador y su enfermedad; de otro, el sustituto y la papa caliente de gobernar sin ser, ni estar y del otro, la paciencia y resistencia del pueblo, la muchedumbre, la multitud, la masa, cansada de promesas, batallas de ideas, hambre, miseria y desolación.
En el pensamiento del cubano flashea cada vez más a menudo la frase "hasta cuando" , no duden que en este año, el cubano ponga el donde del límite.
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