martes, 15 de mayo de 2007

Divide y vencerás.

Si el anciano dictador cubano, poseyera un escudo, el título de este post sería la divisa en él. De las pocas cosas en las que ha sido y es hábil Fidel Castro, es en encontrar aquello que puede dividir a las personas y gobiernos de esta tierra. Lo anterior, sumado a su odio patológico por EEUU, configura su decursar terrenal a punto de terminar, detalle revelador lo constituye el cambio total en lo que al tema etanol se refiere. Si anteriormente era un decidido defensor de esta propuesta, actualmente y posterior al enrumbamiento norteamericano en el etanol, es de sus más acérrimos enemigos.
Allá por la década del 90 del pasado siglo, Carlos Andrés Perez, entonces presidente de Venezuela y quien había mantenido una actitud conciliatoria y amistosa con el longevo dictador cubano, cambió también su posición y aconsejo al dictador cubano cambios en la isla, todo esto por supuesto, a la luz de los cambios en la URSS, hoy Rusia. No pasó mucho tiempo y el mandatario venezolano comenzó a tener problemas, que casualidad caramba, incluido el intento de golpe de estado que lideró el actual mandatario venezolano y émulo del sátrapa cubano. No tengo dudas sólidas que me lleven a callarme la opinión de que Chávez, ya desde entonces, era pupilo de Fidel Castro, todo apunta a que la relación entre Chavéz y Fidel Castro, viene de muy atrás.
No admitió Fidel Castro la más mínima critica en su desempeño vitalicio, ahora en suspense por la natural ancianidad y enfermedad. Cualquiera que osara criticar ese desempeño, podía sufrir percances y contratiempos, son tan largos los tentáculos del dictador que ni en Papua se puede estar a salvo. Tiene demasiados émulos por el mundo dispuestos a servir a sus negros propósitos.
Hace unos días, cuando visitó Cuba un presidente africano, entre las líneas de su pedigrí político se leía golpista, por supuesto, menos explícito. Esto me hizo reflexionar en la causa de que siendo Cuba un país para mantener en la mirilla de los organismos internacionales de derechos humanos y de las organizaciones internacionales encargadas de velar por esos derechos, ocurre todo lo opuesto, se le conceden puestos y regalías en esos organismos. Esto definitivamente lleva a la conclusión, al menos a mí personalmente, que los países con una verdadera y sólida democracia son pocos, son más aquellos a los que les une a la dictadura cubana lazos de origen nada democráticos, que los que han criticado sin temor al dictador y su dictadura.
Puede que como al generalísimo Franco, al dictador cubano la historia le depare un olvido significativo. Yo siempre lo recordaré por su habilidad como un antiMidas, para trocar lo que toca en m... y su insuperable genio para dividir.

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