Hace unos meses, cuando ya los espejuelos actuales no me permitían leer bien, decidí arrostrar el calvario de hacerme unos nuevos a mi medida. Alguna vez comentaba a unos amigos que yo no podía decir que EEUU era el paraíso, de hecho para muchos cubanos acá en Cuba lo es; pues explicaba que yo no podía decir que EEUU era el paraíso, pues no lo conozco, si puedo afirmar que Cuba es el infierno, porque sí lo conozco.
Cualquier gestión, acción u otra puede convertirse en un calvario, de hecho muchas de las tareas que acomete el cubano, que para la inmensa mayoría de este mundo es natural y ni siquiera ocupa espacio en la lista de cosas hechas o por hacer, para el cubano de Cuba es una clase superior, una clase magistral de paciencia, de como no deben ser las cosas de este mundo y como de seguro son en el infierno al estilo de Dante.
Para hacer unos espejuelos graduados, primero que todo usted tiene que ir a ver a su médico de familia, el que no tiene arte ni parte, pero es la persona que le remite a otra unidad de salud, usualmente policlínico, lugar en que algunos días a la semana, usualmente alternos, acude la optometrista. Comencé mi vía crucis con la doctora, luego de vigilar el consultorio, pude atraparla, pues siempre está llevando análisis y otra serie de etc, por lo que hay que hacerle una guardia. Ella me dió el remitido y con el, me dispuse a la segunda fase de la odisea, el policlínico. Luego de acudir por tres veces durante un período de alrededor de 2 meses, pues en las anteriores más o menos sucedía algo como esto: hoy no vino la optometrista porque tuvo que ir a su OFICODA a resolver un trámite impostergable, no vino hoy porque tenía un problema personal, en fin, el mar, finalmente me pude medir la vista y la optometrista me recomendó usar dos espejuelos, uno para distancias cortas, o de cerca como decimos y otro para largas o de lejos. Ya ahí maldecí la hora en que comencé con el deterioro natural de la visión, porque alguien es culpable, e indudablemente no puede ser el sistema, soy yo el anormal inadaptado y no debería ni quejarme, pues al final todo es gratis, la educación, la salud, la comida, casi la regalan.
Con mi receta, me dirijí a la óptica, la que me toca, porque en Cuba, todo ya lo tienes asignado, desde la tijera que te corta el cordón umbilical, hasta las flores de encima de tu feretro en el viaje final. En la óptica, marqué en la cola, no la he pronunciado anteriormente, porque es inherente a cualquier trámite o gestión; ya tenía pensado más o menos la salida airosa, al tocarme el turno y despues de el papeleo, pedí hablar con el del taller con una excusa cualquiera, el jovencito, debe haberse graduado de mecánico hace muy poco, cuando vio el billete de 5 cuc mostró una sonrisa complaciente y me exlicó que no necesariamente mis espejuelos de ver de cerca iban a demorar el mes en estar, que eso él lo resolvía, además, por 5 más tendría el juego completo, los de cerca y de lejos, en 2 días a lo sumo. Como la cosa no está para hacerse el botarate, le indiqué que solamente me apuraban los de cerca, que como yo no salía prácticamente de casa, no me interesaba apresurar los de lejos.
Hoy ya tengo en la mano los dichosos espejuelos de cerca, al menos podré leer y otras cosas indispensables, como leer el pomo de pastillas, ya me equivoqué una vez y me tomé unas que me tuvieron una semana a pocos centímetros del baño y quien sabe si del sepulcro. Los de lejos, pues cuando sea, de todas formas hay niños del tercer mundo que ni comer que tienen los pobres, así que yo, al menos tengo espejuelos, ¿no?
Para colmo de males, tenemos la referencia cerca, con las ópticas en "fulas" donde por menos de 100.00 cuc, al momento prácticamente se sale con los espejuelos y al gusto de cada cual. Dicen por ahí, parodiando a Enriquito Iglesias, que hay unos ahora que se llaman progresivos, o algo así, que con un solo par ves de lejos y de cerca, sin cambiar de espejuelos, ¡caballero!, mira que la gente inventa....
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