martes, 13 de julio de 2010

El eterno incorforme.

La incorformidad, llevada con cordura, es una condición natural del hombre; provee la busqueda de mejores resultados, lleva a término metas difíciles. No obstante, llevada a los extremos es perjudicial; impide una vida plena, satisfactoria y termina por abrumar y hacer más pesada la carga diaria.
Recién ayer, mientras conversaba con unos visitantes de Miami, cubanos claro, se quejaban del precio de la gasolina, no pude evitar recordar cuando aquí en la isla, se quejaban de la miseria real que vive el cubano, lo que me llevo a su vez a intuir, que ni en el paraíso vivirían a conformidad, les serían molestas las plumas de las alas con seguridad, o alguna otra cosa divina y celestial.
Por igual, veo a manifestantes y manifestaciones que tienen lugar por el apretón de cinto a causa de la crisis y recordé la frase bíblica de Eclesiastés "En el día del bien, goza del bien; y en el día de la adversidad, considera.". Mientras decursaba la bonanza económica, se gastaba a manos llenas, incluso, se derrochaba y malgastaba; ahora con la crisis, que para mí en particular han creado los entuertos de Chávez y compañía, olvidan que están en un mismo barco, y peor aun, prestan oídos a los incendiarios, quienes acusan a los mejor afortunados, a los ricos, de la desgracia o penuria actual o bien, les señalan como diferenciados en este asunto, ilesos impenitentes. Simepre queda la esperanza de que se aprenda la lección o lecciones, se invierta en el futuro en crear puestos de trabajo, pero que produzcan, en olvidar la ejecutoria botarate y comenzar a fijarse mejor en las finanzas y quizás, se puedan incluso prevenir o aliviar, las locuras y desvaríos de personas como el antes mencionado pichón de dictador. Curiosamente, aun China que le daba cordel al orate, corrió a tratar de solventar el descalabro mundial, porque finalmente, nadie escarmienta por cabeza ajena.

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