martes, 17 de noviembre de 2009

Murmullos, chismes y rumores.

Así funciona un país sin prensa libre, sin libertad, que es lo primero y lo más importante, de murmullos, chismes y rumores; los hay para todos gustos y colores, incluso de la propia dictadura, principal e inusual termómetro para medir el estado de opinión, al no considerar ni remotamente la posibilidad de una confrontación verbal, una polémica, y hablando a las claras, porque llevaría las de perder, se sirve de esos mecanismos propios de pueblos y no de gobiernos. Se ha convertido en asunto vital, que incluso, los propios dirigentes son engañados, usados con o sin su conocimiento, para promover las "bolas" nombre común dado por el cubano a ese tipo de información de origen impreciso y certeza más aun imprecisa.
Algunas son manifestaciones de facto, como la eliminación de la "libreta", remanentes de rumores anteriores, otras, sinceramente, luego de ver a un gobierno cuyo desarrollo es más bien propio de personas con el Sindrome de Down, no me asombran o me toman desprevenidos.
Las más recientes, que como siempre "son de buena tinta", agregan incluso hasta humorismo a la terrible realidad diaria, com aquella de permitir los partidos políticos, impensable si se tiene en cuenta que es el principio del fin, ¿quién votaria por una dictadura cuyo record de ineficiencia es de Guiness?, otras, con mayor o menor grado de caer dentro de lo posible, llevan a supuestos más serios y enrevesados, como esa de la moneda única, que apostillan con dos más, 2 millones de desempleados y la permisibilidad del cuenta propismo, el sector privado, que se debatió en sobrevivir tras emprenderla la dictadura con su eliminación durante una nueva recaída optimista.
Algunas cosas están más claras que el agua, son verdades de perogrullo:
- No hay productividad en Cuba.
- Las plantillas están infladas.
- Los gastos militares cual tiburon se ensañan con el magro presupuesto.
- El gasto en cultura y otros sectores que viven del suero extraído del presupuesto, es igualmente una mordida de Tiburón Blanco.
-El deterioro social por la ausencia de perspectivas de mejora, promesas incumplidas durante 50 años y la creciente manifestación pública de la inconformidad del pueblo.
Estas son algunas de las realidades innegables aun por la propia dictadura. Como he escrito anteriormente, la posición es de mate para la dictadura, es como el jugador inexperto pero terco, que no se rinde ante la realidad, busca la jugada brillante inexistente, huye con el rey de un jaque tras otro, así, finalmente arrinconado, doblega su espiritú a la verdad inexcusable, no hay más movimientos, se acabó la partida.
Importa poco el decursar de las medidas o cuales sean estas, si la dictadura se decide por la brutal represión o concibe ausentarse para siempre, no importa cuales sean las consecuencias, esta última opción menos creíble, porque se requiere un valor personal que nunca han tenido; todo indica a que se ha decantado por hacer ligeros cambios, pero a la vez, reprimir duramente la más mínima manifestación de oposición.
Morirá con ellos el oprobio y el terror y otras tantas penalidades que sufrimos los cubanos; porque no importa cuan buena, bondadosa, conveniente o beneficiaria sea o sean las medidas, el pueblo no cree en quienes incluso, han cometido la estupidez de quitar el último aliento de confianza, el rastro final de raciocinio al publicar y dar por sentado que vigila a todos y todo, ya es el extremo al que no debió llegar, el recurso último que derrumba incluso el miedo, porque si me vigilan, ¿qué más dá ya, ocultar algo?

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