lunes, 9 de noviembre de 2009

La Mafia Cubana (la verdadera).

Dos frases le quedan entalladas a la dictadura, les ajusta de maravillas el sayo; otras muchas más, pensaran otros, pero a mi en particular estas dos me saltan a la mente más a menudo que otras; ellas son: el ladrón que vocifera "...al ladrón, al ladrón..." para distraer la multitud mientras escapa incólume con lo robado; la otra es del libro de la sabiduría, La Biblia, cuando no se hace justicia sobre la obra mala, el corazón de los hombres se inclina al mal.
La sarta de mentiras y "denuncias" lanzadas por la dictadura, que van desde el supuesto bienestar en Cuba pasando por declararse democrática y tratar de justificar la represión y el terror en la isla, me hacen rememorar El Padrino, la obra más popular de Mario Puzzo, llevada al cine con mayor éxito por la calidad del escrito de Puzzo y las excelentes actuaciones del elenco cinematográfico. Aun el mismo Puzo, molesto por la popularidad de los mafiosos que recreo, luego intentó con poco éxito, opacar esa popularidad resaltando los crímenes y los oscuros entuertos de esa mafia recreada. Hoy existen miles de fanáticos de la popular obra, que sin ahondar en el verdadero rostro criminal de la organización y lo perjudicial para la sociedad moderna, le rinden culto por los "valores familiares" de "unidad" y "fidelidad" que dicen posee la obra.
El entramado, desarrollado con fidelidad en El Padrino y otras obras de ese genero, visto con seriedad y madurez, es un modus vivendi despreciable, en donde la vida no vale nada, la de los clasificados como enemigos; una justicia coyuntural y pervertida, que no puede ni debe reemplazar a la verdadera justicia, y una silla detentada por un sólo hombre rige los destinos de ese grupo de individuos según los patrones de la venganza, las influencias y la conveniencia.
De un parecido enorme es el monstruo que hoy depreda Cuba, sembrando odios, comprando cargos e influencias, amenazando y asesinando, reprimiendo duramente y con una cúpula dirigente equivalente a al Capo di tutti capi, al padrino, eso es el gobierno de Cuba, hoy día. Con una red de influencias por todo el mundo, aupada por el financiamiento de Chávez, logra ejercer influencias determinantes en organismos internacionales, entidades privadas y personalidades públicas; el chantaje es su arma principal, apuntalada por dinero cuando no es suficiente este, o cuando es la llave para esa cerradura en particular. Muchos sucumben y quedan incluso en descrédito cuando la propia dictadura les instruye, quedando en evidencia quien manda o tira de los hilos por el desproporcionado o mal disimulado actuar, inconsecuente con la realidad y la verdad de todos conocidas.
De ahí por ejemplo, la inopia en que se encuentra la situación de derechos humanos en la isla por parte de organismos fundados para velar por esos mismo derechos humanos, la desvergüenza llega a extremos de elevar a los enviados de la dictadura a cargos dentro de esas organizaciones, lo cual los sitúa como complices inmediatos de la dictadura en sus desmanes, o actos de la dictadura como impedir la entrada a Cuba del relator o relatores designados en el tiempo desde hace años son ignorados en su extrema gravedad.
El secretismo del dictador y todo lo que le rodea, la ausencia de fuentes alternativas de información para los isleños cubanos, con el despliegue de propaganda y las visitas dirigidas de personalidades, sólo sirven para agravar el problema cubano; pocas veces ha sido ignorada una situación grave de violaciones contra la población de un país como en el caso cubano. Por conveniencia, comodidad, ignorancia criminal y otros factores, muchos la aupan, la elevan a rango de ejemplo para otras naciones; cuando la realidad cubana desmiente no solo dentro, sino, la realidad de los hechos cotidianos que son noticias, demuestran la ausencia de libertad y la conculcación de derechos elementales para los ciudadanos de un país, la sangría perenne de emigrantes, huyendo del horror y la misería es otro síntoma ignorado a pesar de saltar a la vista por todo lo anterior.
Por increíble que puede parecer, tendremos los cubanos que esperar a pesar de la triste experiencia de los países del este y de la antigua URSS, como aquellos, a que en una era próxima de libertad y demcoracia, se denuncie sin remedio y poco aliciente, los crímenes y desmanes que hoy se cometen en Cuba. Increíble, porque es de creer que sino la persona como ente individual se equivoque y repita el mismo error, tropieze más de una vez con la misma piedra, el conjunto de individuos, organismos internacionales y otros conglomerados sociales, cojeen del mismo mal de los individuos.
Mientras surgen como consecuencia del engaño en América Latina émulos del infierno cubano creado por una dictadura de 50 años, serán como fichas de dominó cuando el desplome acontezca. No sobrevive por naturaleza una dictadura cruel, improductiva y nociva.
En los tiempos por venir, es de esperar un recrudecimeinto de la represión; el descalabro económico abismal dará pie para una mayor rebelión del pueblo, cansado de promesas incumplidas y males al por mayor, inherentes de la dictadura.
El futuro planteará la disyuntiva al mundo de comulgar con estos males o al menos, mantener actitudes consecuentes de condena y busqueda de justicia para los pueblos que hoy sufren de dictaduras y dictadores disfrazados.

1 comentario:

Claudio Fernández dijo...

Cópialo, pégalo, distribúyelo, que todos se enteren
¡NO violencia, NO cooperación con el Régimen, CAMBIO AHORA!

El día 20 salgamos a la calle TODOS, nos sentamos en las aceras, en los parques en las calles, solo nos sentamos…

digámosle al gobierno:

no quiero seguir cooperando contigo,

no quiero seguir siendo explotado, vilipendiado, excluido, perseguido…

no quiero seguir siendo un cero a la izquierda,

quiero ser parte activa de esta revolución, no un simple objeto de tu manipulación,

quiero gobernar mi país y mi destino,

quiero ser dueño de mi fabrica, de mi escuela, de mi casa, de la tierra que cultivo, de mi vida…

quiero que se acabe la corrupción, el gobierno por decreto y la imposición,

quiero vivir en un país libre, que nadie me prohíba ir o venir a dónde me de la gana,

quiero que se respeten mis derechos, todos mis derechos y no solo los que a ti te convienen,

quiero que mi trabajo sea productivo y ganar lo que me tengo que ganar para vivir decentemente, para no tener que mendigar o prostituirme para dar de comer y vestir a mis hijos,

¿Por qué tengo que seguir viviendo en la mentira?
¿Por qué tengo que gritar consignas en las que no creo, odiar a quien ni siquiera conozco, imitar lo que no soy, aceptar la humillación de ser discriminado en mi propia tierra, permitir que me impongan qué pensar, qué decir, cómo actuar, corromperme para sobrevivir, mentir para ser aceptado...?

¿Acaso no tengo derecho a vivir mi propia vida y cometer mis propios errores?