lunes, 26 de abril de 2010

Cambiar la cerradura definitivamente.

A los cubanos, nos ha pasado como al personaje de la canción de Gloria Gaynor; allá por el año 1959, echamos al dictador Batista, pero olvidamos cambiar la cerradura para evitar las dictaduras y los dictadores; aupados por nuestra poca luz y defectos idiosincráticos, se conjugaron adversamente en varias oportunidades para dar pie a otra dictadura, que ha logrado ser más longeva y terrorífica que la anterior depuesta. Entre las oportunidades dejadas pasar, está en lugar principalísimo, el momento en que el autor de la satrapía actual renunció por diferencias con el presidente en funciones Urrutia; la farsa de Fidel Castro dio el fruto apetecido, aprovechando el boom mediático, una mezcla de mesianismo y euforia colectiva, provocó la aberrada situación de un presidente obligado a ceder el puesto a un guerrilllero violento y devenido en militarote gorilista.
Como hombre de ideas enrevesadas y malévolas, maquiavélicas puramente; Fidel Castro conocía de la pata que cojeamos los cubanos y en general, personas que hemos heredado la cultura de España, el de manera más directa que muchos otros de la ínsula, una cultura que de mucho antes había quedado obsoleta ante el empuje de la Revolución Industrial y el protestantismo; centradas en el individuo y la capacidad individual, antes que en una masa amorfa y aparentemente ligada a un mismo destino irrenunciable e irrefutable, antinatural y, visto el resultado, inhumano.
Les quitó a los que tenían para dar a los que querían tener, sin mediar ley o justicia, porque puestos a ver, no puede existir ley o justicia que apañe el robo y sus consecuencias mortales; cercenó la cúspide de la pirámide y se aseguró un aliado afín, un país con una sucesión de poder al estilo de la realeza, sin la consaguinidad como requisito, una idelogía del absurdo con castigos extremos a la disensión y una fuerte carga propagandística como manto encubridor. El romance con altibajos transcurrió con las desconfianzas de cada parte y cediendo siempre el sátrapa cubano, al ver subir el agua de la debacle económica amenazando con cortarle la respiración.
Apelando a las bajas y oscuras emociones del ser humano, aquellas que la sabiduría aconseja tener encerradas con cien llaves, y otras elevadas que han de ser sobrellevadas con mesura, logró que el vecino vigilase al vecino, lo cual a su vez provocó, el celo natural de quien se ve obligado a actuar de forma baja e irrespetuosa. Todo el embrollo, queda como material de estudio para psicólogos sociales y lección para pueblos y países, deseosos de cambiar su futuro por mejores condiciones de vida. Para mi en particular, la lección es clara, la democracia, la libertad y la justicia, son faros que no se deben perder mientras se afanan por ir a la cumbre. Muchas personas e importantes personalidades se preocupan por el, o los cambios climáticos, las guerras y otros males; pierden la real meta de la humanidad, la convivencia en el respeto y la justicia, según los cánones establecidos por los organismos internacionales, teniendo como modelo a los países del primer mundo, quienes a pesar de las deficiencias, errores u omisiones, naturales de cualquier obra humana, son susceptibles de modificarlas dentro de ese marco de convivencia y respeto y han pasado ha mucho la página que ahora, quiere revivirse en otros. La otra "opción", que se quiere vender como óptima o humana, ya ha demostrado fehacientemente que no tiene ni de lo uno, y mucho menos de lo otro, pues adolece del mismo mal de que se precia criticar o señalar en la obra de quienes adelantan por la historia.
Debemos cambiar definitivamente la cerradura, no haremos nada echando a estos malandrines y falsos profetas, si la puerta queda a merced de otros. Las naciones organizadas, reconociendo primero que todo sus suficiencias y limitaciones, propias del natural desigual desarrollo, han de crear los mecanismos funcionales para propiciar la coexistiencia en un mundo donde se han creado peligros mucho más inmensos y acechantes, peligros de intolerantes e irascibles, negados a escuchar, intolerantes; que pueden asesinar a toda esta humanidad o a buena parte de ella, condenando a la restante en el segundo caso, a un suplicio mortal.
Vease la viga en el ojo propio y luego se verá mejor la paja en el ojo ajeno. Búsquese remedio a lo errado, por camino distinto al que llevó a errar.

2 comentarios:

aljeti dijo...

Siempre te leo. Eres uno de los mejores blogs desde Cuba aunque tu link no se encuentra ya en Generacion Y. Afortunadamente aqui en USA vamos por el mismo camino desde que eligieron al profesor en jefe. Es necesario que a finales de año botemos del senado y el congreso a los que se empeñan en destruir esta gran nacion.
Salud y suerte!
Aljeti

Karamchand dijo...

Gracias por el comentario, que bien viene, pues el anonimato obligado(anonimato a medias), y desde estas minúsculas partículas binarias convertida en blog, a veces flaquea el deseo y la voluntad de hacer el proceso para trocar lo que yace en la mente en legible para otros. Es menester creer en el grano pequeño y en la minúscula partícula, cuando grandes son los obstáculos e innúmeros, cuando esa pequeñez da a conocers a otros, las verdades que siento y vivo. Porque el eco del susurro sincero, siempre perdurará más allá del grito esténtoreo y brutal de conculcadores y simuladores.