martes, 14 de diciembre de 2010

Actualización del blog.

-Las mentiras se suceden en tran gran cantidad, que desaniman de contarlas una a una; no puede dar fruto bueno el árbol malo, ni gobierno mentiroso, verdad alguna. Esta dictadura, no cesa de mentir y engañar, tanto a quienes somete mediante el terror como aquellos preocupados por la suerte de nuestro país.
Desvincular el estado de cosas, de otras situaciones que quieren creerse algunos, es como desamparar totalmente al pueblo cubano en su desgracia y sin consuelo.
Cuba vive una dictadura por más de 50 años, ese es el hecho irrefutable, no existe ni libertad ni democracia, es la realidad que no se debe ni puede ignorarse. Dar la espalda a la desgracia que hoy padecemos los cubanos y otros paises, o se avisora, padecerán por nacionales de esos paises interesados en perpetuarse como lo hizo el dictador aquí. No importan cuantos pequeños detalles traigan a colación quienes de mala fe, intentan trocar la verdad en una mentira piadosa o cruel, según sea el caso; los cubanos seguimos sometidos bajo un régimen que no respeta derecho alguno, sea divino, terrenal o humano. Creer o esperar cambios, aun esperar una lenta marcha hacia la democracia; lo único que logra es perseverar en la injusticia y la situación ignominiosa de un pueblo, el cubano; cuyo único pecado, fue creer en un falso mesías, en promesas de una vida mejor, hechas para conseguir un gobierno unipersonal, una dictadura de las peores, porque no se echa a ver su negra entraña, sino, que la propaganda obnubila muchos corazones haciéndoles creer en visiones que la realidad contradice de manera veráz.

-Este domingo, mientras visitaba un vecino por motivo que no viene al caso, veo en la pantalla un programa propagandístico sobre los venezolanos curados en Cuba de sus males. Y no puedo evitar pensar en la paradoja de hombre que han entregado sus vidas, lo que es sinónimo de salud total, en aras de la libertad; y aquí tienen a estos, que han venderán su salud por el alto precio del a libertad, porque de que sirve tener salud y no libertad, de nada. En el ser humano, se debate el animal que somos con el espíritu que queremos ser, para adelantar y progresar, ese animal que hace latir nuestros corazones, a menudo nos juega la mala pasada de una vida miserable, porque ¿de que otra manera es la vida del hombre privado de su libertad?, sí, miserable y triste a decir no más; perdida la dignidad, poco vale cuan saludable se es, rico, sabio o inteligente; si no se posee la libertad, de que vale vivir sino es para esperar por la bienaventuranza de su venida. Triste destino el de los cubanos y quienes sigan por la oscura senda que nos ha deparado la historia en estos 50 años. No quiero paraíso, ni salud, ni riqueza, ni sabiduría, si no tengo la libertad, el bien más preciado, que no alimenta, ni viste, ni cura, pero permite vivir con dignidad aun cuando sea en una silla de ruedas y si es preciso, morir con dignidad.

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