miércoles, 27 de enero de 2010

Avatar o El viaje de Cámeron de la realidad a la ficción.

Los cubanos tenemos una buena base para hacer de críticos de cine, y de hecho todos queremos y hacemos como si fuésemos tales, al menos los de mi generación, estimo pertinente aclarar. Mucho antes de la avalancha filmográfica soviética, de tramas bélicas y odiosos finales de suspense, fuimos cautivados y cultivados por excelentes películas de la era en blanco y negro de la filmografía norteamericana; suerte puede decirse, de apreciar buen cine de la mano de directores y actores que luego de su paso por las pantallas devinieron clásicos a estudiar e imitar por muchos que le siguieron luego en el difícil arte la fantasía y la realidad llevada a imagenes en movimiento. Incluso, con la citada avalancha de los bodrios soviéticos, se regresó, luego, a la raíz, la savia del hacer cine entretenido y por qué no, cultivador presente en los norteamericanos.
Como reflejo de la realidad, el cine fue objeto de los beneficios y prejuicios de esa realidad; de un cine permeado por la realidad norteamericana básicamente, se ha desarrollado, por mérito propio, como refeljo también de realidades ajenas a las de la sociedad norteamericana. Deviniendo más sofisticado, introduce el cine de hoy, ideas, anhelos y deseos subyacentes en las entretenidas tramas, según el cada vez más libre criterio de sus desarrolladores. Siguiendo a su vez el curso histórico, con menos desviaciones bruscas o extremas en reflejar esa realidad con tendencias de signo político.
El arte, siempre inclinado a la utopía y la innovación; lo artístico liberado de la preocupación financiera, se inclina a su vez a las corrientes humanistas, altruistas; en una mezcla a veces imperfecta por lo infantil o superficial en que deriva finalmente ese humanismo y altruismo.
Los ingredientes anteriores, resumen Avatar, la ya recordista película de James Cámeron, quien de filmes más cercanos a la realidad como Alien o Terminator ha devenido en Avatar a un ficcionar tercermundista y retrógrado en la idea o línea de pensamiento del filme. Resumiendo, Avatar presenta a un capitalismo feroz intentando arrebatar a todo costo los recursos a un planeta conformado por una tribu al estilo Peter Pan y Wendy, tribu que derrota utópicamente con palos y piedras a una tecnología militar de punta como es lógico suponer, ha de ser la futura con respecto a la actual. La Fuerza de Star Wars contra el mal, ahora ha involucionado a una mixtura de ecología, indios telepáticos con brujería incluída y queriendo proponer un retroceso al que ni el mismo Cámeron estaría dispuesto en la realidad. Así sucede con los vegetarianos, los ecologistas y otros "istas" de nuestra era "moderna", empeñados en ser inconsecuentes e irracionales, perdonables por ser tan humano el querer que todos se parezcan a uno.
Nada, que finalmente, lo que nos llevó a la cuspide animal, a veces nos quiere arrastrar de vuelta a las cavernas; recuerden, sin electricidad, acueducto, alcantarillado o fosas (pozos negros) entre otras conveniencias de la evolución humana.

2 comentarios:

Oscar dijo...

Felicitaciones por tu blog, que bueno leer artículos tan interesantes escritos desde Cuba, un saludo de un compatriota desde Zurich.

Karamchand dijo...

Gracias por el comentario, trataré de continuar escribiendo. Me gustaría saber si leyó los últimos, pues el post de este comentario es de meses ha. Saludos.