jueves, 6 de septiembre de 2007

Rosado con pespuntes negros.

Reviso algunos PDFs, la mayoría procedentes del sitio de Connie. Son mayormente documentos históricos, relevantes porque reviven o nos ilustran sobre las turbulencias de la dictadura, sus oscuros designios y persecuciones y que encuentro, una joya de la historia actual.

El autor, Domingo Amuchástegui, ha titulado así su apología y defensa de la dictadura, pues en todo caso sería una involución, que no revolución: NI QUINQUENIO GRIS NI DECENIO NEGRO, SINO INTERMINABLE LUCHA DE IDEAS Y DIVERSIDAD EN LA CUBA REVOLUCIONARIA.

A confesión de parte, relevo de pruebas, de manera que usaré sus propias palabras, no se tomó el cuidado de revisar para notar el explícito reconocimiento del carácter dictatorial del sistema imperante en Cuba.

Así por ejemplo, se refiere al poder, en singular, pues en Cuba no hay un equilibrio de poderes, como se reconoce debe ser una sociedad civilizada, estamos los cubanos a merced de un único poder, el del dictador, de manera que por ahí "le entra el agua al coco", todo lo demás que se detiene a describir, en detalles por ocasiones, se puede con toda razón achacar el origen o la culpabilidad evidente a un solo hombre, al dictador.

Tratando de manera inteligente de no molestar a los que todavía anda vivitos y coleando, se ceba mayormente en arremeter contra los difuntos, quienes no pueden ripostar; pero yerra quizás por desconocimiento y seguramente no saldrá ileso, al atacar directa y personalmente a Ramiro Valdés, quien si en otro momento o pasado reciente era sombra de lo que fue en el poder, ahora por obra y gracia del dictador, ha vuelto a las andadas y se le ve campechano y orondo. Particularmente aconsejaría al señor Amuchástegui, se anduviese con sumo cuidado, no es Ramiro Valdés de los que les resbala las ofensas o acusaciones, sean verdad o no, no lo es, de seguro estará afilando los colmillos a estas alturas.

En un esfuerzo inútil o ejercicio de poca honra y luces, intenta separar las prohibiciones, persecuciones, acusaciones, etc, de aquellos años y encerrarlas en un período de la historia, separadas en su origen y desarrollo de los propósitos o deseos del dictador, algo parecido a lo que decían algunos antes: "eso no lo sabe Fidel" y que ya no se usa, pues no le queda rastro de la careta al moribundo dictador y nadie se cree los cuentos, ni de la historia, ni de la inocencia. De ajustarse al espíritu del escrito, se diría que hoy, en la actualidad, no existen las prohibiciones en cuanto a cantantes o música, en lo que se lee o se accede para informarse según el gusto de cada cual. Esta tan arraigada la dependencia y la mediocridad en los apologéticos del sistema, que no les permite ver las casas estando en el pueblo.

Para su información e ilustración, hoy como siempre desde el comienzo de la dictadura, porque además, es algo inherente a las dictaduras, se prohíbe cantantes y canciones, tanto de nueva hechura como de tiempo ha.

Recuerdo como en los 80, seguían prohibidos cantantes como Feliciano, Celia Cruz, Vicentino Valdés y una lista de ellos que pueden completar los conocedores. Hoy mismo, siguen prohibidos de manera más solapada, cantantes como Oscar de León, Pedro Luis Ferrer, etc. Hoy mismo, se hacen planteamientos en las reuniones del PCC para prohibir el reaggeton, es un hecho que tiene poca presencia en los medios a pesar de su gusto extenso entre los jóvenes.

Si se habla de escritos, libros, artículos, se encontraría la situación descrita anteriormente con prohibiciones como "Rebelión en la Granja" a pesar de un intento en el Granma por desvirtuar el propósito claro del autor y hacerlo pasar como otro escrito conveniente al sistema dictatorial, luego de ser "recuperado" para la sociedad "revolucionaria".

Obvia el señor Amuchástegui, que aun hoy, no hemos visto filmes como la propia versión, con personajes de carne y hueso de "Rebelión en la Granja",  "Enemigo a las puertas", etc. Que aun hoy, se prohíbe y se coarta el acceso a libros que no sean la versión de la dictadura, versión apocada y parcializada, que como la propia dictadura, no soporta minimamente una realidad distinta por completo. Y como colofón de las prohibiciones, no cuenta el cubano con el acceso a Internet, complemento económico y nada despreciable, de las impresiones, de la información y el conocimiento; Internet que ha socializado esa información, el intercambio y el flujo libre de ideas, que ha democratizado como nunca antes había sucedido, la libertad de pensar y expresar ese pensamiento u opinión según el caso, no llega ni al 1% de la población cubana.

En fin, me parece que usted señor Amuchástegui, debiera hacer una revisión de su posición y reconocer lo errado de esta, antes de que se rompa el cántaro de tanto ir, antes de que la muela calle, gastada por el uso y el tiempo, sino, mírese en el triste espejo del dictador, al cual se le agotan los últimos granos de arena en el reloj de la vida sin decir LO SIENTO, ESTABA EQUIVOCADO, Palabras que no le exonerarían de la culpa, pero al menos, le ganaría para la historia, un lugar entre los humanos, entre los humanos que yerran y rectifican sabiamente.

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