Hace muchos años, fui testigo de asunto tan doloroso como la pérdida de un hijo por un amigo, para poner en contexto, diré que aquel amigo, era básicamente un incrédulo, persona muy respetuosa, con vasta cultura e inteligencia, en resumen, lo consideraba un sabio; el hecho en si mismo, conmovía tremendamente, pues la penosa enfermedad, fue deteriorando a la criatura de 6 o 7 años; ante la desgracia, no hubo consejo acometido o cosa que no hiciese con la esperanza de salvar al angelito, estoy convencido, que en ese amor tan grande y la responsabilidad que se asume como padre, debe aun haberse culpado de haber provocado algún mal o haberlo hecho, algo o alguien tiene que ser la causa o el origen de este suceso antihumano, contra toda ley de natura paterna. Acudió con su pena buscando solución a babalaos, santos, médicos naturalistas, santeros, curanderos y aun, a alguna persona que al parecer había curado enfermedades incurables; algunos amigos comunes, entre estupefactos y dolidos de la desgracia, no entendían como se podía ir tras estas soluciones, contrarias algunas al sentido común o la realidad que vivían; fui espectador inútil como todo aquel que presencia esta desdicha; no estuve entre aquellos que mencioné, estuve entre los que finalmente asistieron a acompañar aquel pequeño baúl blanco, al amigo ya falto de lágrimas y transido de dolor, ojeroso, pero aun en esa desgracia, amable como siempre, presto a escuchar y conversar, participando de las consabidas tertulias que hacemos los cubanos aun en el preámbulo al lugar de reposo eterno, donde incluso, se ve nuevamente a algunos que tiempo ha, no veíamos.
Ha pasado tiempo, luego que leí la Biblia, entendí aquello de ir al lugar del dolor antes que al de la fiesta, pues verdaderamente, esto se pone en el corazón, como otros tantos momentos de tristeza en la enfermedad o en la muerte.
Los tiempos que corren en esta isla, son como aquellos difíciles del amigo, de cierta manera; aun cuando no se crea en o se tenga deseo de hacer, el cambio necesario, el que todos saben que ocurrirá, tarde o temprano, violento o pacífico, nadie sobre esto dirá con inteligencia o exactitud, ha de hacerse por aquellos que pueden demostrar querer este país, aquellos que saben, porque lo vivieron y yo no, sólo he sido minucioso recopilador de la historia de aquellos tiempos, que antes, era mucho menos que hoy lo que debía enmendarse, que hoy, hemos comprobado por la vía dura y recia de las separaciones, las persecuciones, los muertos en el estrecho floridano y la cantidad de deseosos de abandonar esta ínsula que idolatran, pues el cubano quiere en demasía, que ya no es importante si capitalismo o socialismo, si se piensa asi o asao, si este humilde bloguero, su crítico más persistente o si aquel que les defiende con el mismo tesón, tengan razón el uno, el otro o ni aun ambos; ha de hacerse lo mejor para el país, aun cuando no guste, se corra riesgo personal o se piense de manera distinta. La historia lo ha demostrado, no somos chinos, no coreanos, prestos a doblar más que el lomo, la dignidad de la libertad; somos cubanos, con larga data de deseos de libertad y frustraciones de esta, dispuestos a negociar, aun a ceder, sin cejar siempre en tener libertad, aun cuando signifique, como ya he dicho, morir sin patria, pero sin amo, en tierra extranjera, deseamos la nuestra en libertad.
Ha pasado tiempo, luego que leí la Biblia, entendí aquello de ir al lugar del dolor antes que al de la fiesta, pues verdaderamente, esto se pone en el corazón, como otros tantos momentos de tristeza en la enfermedad o en la muerte.
Los tiempos que corren en esta isla, son como aquellos difíciles del amigo, de cierta manera; aun cuando no se crea en o se tenga deseo de hacer, el cambio necesario, el que todos saben que ocurrirá, tarde o temprano, violento o pacífico, nadie sobre esto dirá con inteligencia o exactitud, ha de hacerse por aquellos que pueden demostrar querer este país, aquellos que saben, porque lo vivieron y yo no, sólo he sido minucioso recopilador de la historia de aquellos tiempos, que antes, era mucho menos que hoy lo que debía enmendarse, que hoy, hemos comprobado por la vía dura y recia de las separaciones, las persecuciones, los muertos en el estrecho floridano y la cantidad de deseosos de abandonar esta ínsula que idolatran, pues el cubano quiere en demasía, que ya no es importante si capitalismo o socialismo, si se piensa asi o asao, si este humilde bloguero, su crítico más persistente o si aquel que les defiende con el mismo tesón, tengan razón el uno, el otro o ni aun ambos; ha de hacerse lo mejor para el país, aun cuando no guste, se corra riesgo personal o se piense de manera distinta. La historia lo ha demostrado, no somos chinos, no coreanos, prestos a doblar más que el lomo, la dignidad de la libertad; somos cubanos, con larga data de deseos de libertad y frustraciones de esta, dispuestos a negociar, aun a ceder, sin cejar siempre en tener libertad, aun cuando signifique, como ya he dicho, morir sin patria, pero sin amo, en tierra extranjera, deseamos la nuestra en libertad.
2 comentarios:
Conmovido con tu texto, K. Mis respetos por tu valentia.
Gracias por el comentario. De veras quisiera ver alguna luz de raciocinio, algo real y tangible de que aun se puede revertir este camino de miserias y errores cometidos por la dictadura. Lamentablemente, hasta ahora, veo hacer las mismas barbaridades y seguir probando lo que no funciona.
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