Cuanto no se ha esforzado la comunidad internacional a traves de sus organizaciones para conjurar el peligro de un incremento del arsenal nuclear; pero algo peor ha sucedido, un incremento en los países que las desarrollan y forcejean para poseerlas.
Mientras se disfrazaban de dialogueros y conciliadores, Corea del Norte e Irán continuaban y continúan con el desarrollo de los peligrosos dispositivos. Estos dos casos, al ser dictaduras represivas y fanáticos obsesionados con sus doctrinas, representan el mayor peligro para la humanidad luego de la crisis de los misiles del 1962, aupada por otro orate del genero humano, el morinauseabundo dictador Fidel Castro; un peligro mayor, pues ha transcurrido tiempo, representa el despliegue nuclear actual por estos dos gobiernos, con armas nucleares más sofisticadas y potentes en sus miras, no queda lugar del planeta indemne del peligro cierto que constituyen.
Reiteradas conversaciones, ides y venires no han logrado el objetivo de detener la demencial carrera.
En la actualidad, ya las palomas blancas portadoras de mensajes han demostrado la ineficacia del método, la hora en que las aguilas remonten el vuelo ha llegado, para bien o para mal; no más esperas que a estas alturas serían imprudentes, no se puede habalr o dialogar con sordos demente, tercos y aferrados. Si ha de permanecer la paz, será como no se quería que fuera, pero como no se puede obviar ante la amenza que se cierne.
Mientras se disfrazaban de dialogueros y conciliadores, Corea del Norte e Irán continuaban y continúan con el desarrollo de los peligrosos dispositivos. Estos dos casos, al ser dictaduras represivas y fanáticos obsesionados con sus doctrinas, representan el mayor peligro para la humanidad luego de la crisis de los misiles del 1962, aupada por otro orate del genero humano, el morinauseabundo dictador Fidel Castro; un peligro mayor, pues ha transcurrido tiempo, representa el despliegue nuclear actual por estos dos gobiernos, con armas nucleares más sofisticadas y potentes en sus miras, no queda lugar del planeta indemne del peligro cierto que constituyen.
Reiteradas conversaciones, ides y venires no han logrado el objetivo de detener la demencial carrera.
En la actualidad, ya las palomas blancas portadoras de mensajes han demostrado la ineficacia del método, la hora en que las aguilas remonten el vuelo ha llegado, para bien o para mal; no más esperas que a estas alturas serían imprudentes, no se puede habalr o dialogar con sordos demente, tercos y aferrados. Si ha de permanecer la paz, será como no se quería que fuera, pero como no se puede obviar ante la amenza que se cierne.
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