Libertad para Ingrid.

¿Cuanto más, o que más se necesita para que las FARC entiendan y sean consecuentes con la humanidad inherente a todo ser humano?. Luego de ofertas que van y vienen, de concesiones, negociaciones, ellos sigue en sus trece, no, quiero esto, quiero esto otro, ¿la moneda de cambio?, una persona con una salud deteriorada en mitad de una selva inhóspita, con peligro para su vida estando como está entre armas y violencia. ¿Le servirá de algo insistir y persistir a las FARC en retener a una mujer en ese estado que describí anteriormente?. Más bien, se arriesgan a que suceda lo que no desean ni ellos, ni los que demandan la libertad de Ingrid Betancourt; se consume Ingrid, se apaga ante los ojos de sus secustradores y aquellos que le han visto languidecer a través del tiempo desde su secuestro en las pocas imagenes publicadas, mientras, noticias van y vienen. ¿Servirá de algo ya fenecida a los de las FARC?, no me parece a mi, tampoco a muchos; más bien serían autores de otro monstruoso crimen, ¿en aras de qué?, para delimitar un territorio que como bien ha dicho el presidente colombiano, serviría para entregar miles de rehenes; eso ellos saben que no será, pues ya se han hecho muchas, pero muchas acciones y conceciones en favor de la liberación de los secuestrados, ellos piden el imposible, su única disposición en este momento en que las ratas abandonan el barco e incluso los detenidos por pertenencia a esa organización terrorista se niegan a regresar en un posible canje, a la violencia y el delito contra la población colombiana. Liberar a Ingrid Betancourt, es un acto de humanidad, más que esto, es evitar lo que a nadie conviene, ni a ella, ni a ningún gobierno de cualquier matiz en el espectro político, ni a ningún grupo armado donde sea que esté, ni su propósito o despropósito.