Nadie es más que quien le envió, resume la Biblia una frase de Jesus el Cristo; dificilmente puede un futuro ser mucho mejor que un pasado, cuando ese pasado ha sido modelado con las imperfecciones individuales de cada uno; el molde a llenar, es ajustado por quienes vacían el material en el, según el criterio propio de cada cual. Entonces, ¿pasa la solución de la educación del niño por ser privativa de un ente impersonal?; puede ser, de hecho, más allá de lo ficcionado en la literatura, la realidad diaria provee de hechos que demuestran como al desarrollo humano le es inherente una educación menos personalizada, por decirlo de alguna manera, es decir, los padres ejercen una influencia cada vez menor en los hijos, entregando a la sociedad una mayor responsabilidad y participación en la educación. Esto redunda en futuras generaciones más independientes y menos propensas a reflejar poderosamente los defectos paternos, mucho más maleable y adaptable.
No se entrega el individuo al estado, como sí sucede en regímenes dictatoriales al estilo Cuba, acrecentado por el hecho de una ideología que responde a intereses particulares, basada en el terror por el miedo dosificado; se entrega a la sociedad, la cual, según el grado de democracia y libertad, valga la redundancia, es determinante para el futuro de un país.
La educación, básicamente, ha pasado de métodos violentos a domesticar al individuo, luego, otro nivel que a mi modo de ver es superior, intenta proveer las herramientas para la comprensión en el respeto y la convivencia; el diálogo es su principal actor, que educa en el uso del intelecto y el reaciocinio. Del golpe al premio o castigo, fases propias de la domesticación de animales y a posteriori, permitir al individuo desarrollar como propios los conceptos que persigue una humanidad libre.
Ahora, ¿es definitiva la evolución?, la propia frase es contradictoria. En la actualidad, surge la paradoja de una sociedad más culta, pero no más sabia, persiste la comodidad de pensamiento y la adopción de actitudes prestadas, sin mediar conciencia o ciencia tras ellas. Probablemente, con el desarrollo de la sociedad, se corrijan en el futuro las defciencias actuales; pero se ha de tener en cuenta, que corregir implica proveer de tiempo al individuo para interesarse en desarrollar un pensamiento activo, de mayor calidad antes que cantidad de participación en la sociedad. De actor pasivo, a un rol de protagonismo conciente y omnisciente.
No se entrega el individuo al estado, como sí sucede en regímenes dictatoriales al estilo Cuba, acrecentado por el hecho de una ideología que responde a intereses particulares, basada en el terror por el miedo dosificado; se entrega a la sociedad, la cual, según el grado de democracia y libertad, valga la redundancia, es determinante para el futuro de un país.
La educación, básicamente, ha pasado de métodos violentos a domesticar al individuo, luego, otro nivel que a mi modo de ver es superior, intenta proveer las herramientas para la comprensión en el respeto y la convivencia; el diálogo es su principal actor, que educa en el uso del intelecto y el reaciocinio. Del golpe al premio o castigo, fases propias de la domesticación de animales y a posteriori, permitir al individuo desarrollar como propios los conceptos que persigue una humanidad libre.
Ahora, ¿es definitiva la evolución?, la propia frase es contradictoria. En la actualidad, surge la paradoja de una sociedad más culta, pero no más sabia, persiste la comodidad de pensamiento y la adopción de actitudes prestadas, sin mediar conciencia o ciencia tras ellas. Probablemente, con el desarrollo de la sociedad, se corrijan en el futuro las defciencias actuales; pero se ha de tener en cuenta, que corregir implica proveer de tiempo al individuo para interesarse en desarrollar un pensamiento activo, de mayor calidad antes que cantidad de participación en la sociedad. De actor pasivo, a un rol de protagonismo conciente y omnisciente.
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