El video que denunciaba al opositor, cuyo nombre no recuerdo y ahora exiliado, mostraba durante mas de media hora imagenes del seguimiento; al final, era una sarta de idas y venidas, nada en concreto, ni una sola muestra del "complot". Eso hará ahora más de 10 años; los métodos han tenido que refinarlos como consecuencia del creciente mundo de la comunicación, el desinterés de los propios represores y la incredulidad de la población.
No pude ver el bodrio fílmico que pasó anoche el noticiero de la televisión, no fue anunciado, quizás lo repitan, pero al ser los guiones de un mismo autor, cabe esperar de lo mismo. Por lo pronto, tratar de encubrir, como me cuentan, la autoría del asesinato de Orlando Zapata Tamayo con las diligencias como el injerto de un riñón, luego de negarle el agua por 18 días, causa directa de la disfunción renal y dejarle morir sin una pequeña concesión, alguna que aliviara las tensiones y quizás diera fin a la huelga que provocó el desenlace fatal.
No se me menciona alguna foto del occiso que aseguro 99% existen, se omite dolosamente en el documental la figura delictiva de intervenir conversaciones privadas y correspondencia, extrayendo y sacando fuera de contexto con fragmentos de diálogos las conversaciones en torno a la huelga y posterior muerte. Nada del sepelio y la toma policial de Banes.
Habla Carlos Alberto Montaner en una entrevista de la revista colombiana Perspectiva, tesoro recién llegado a mis manos, sobre la responsabilidad, ciertamente, hechos como estos, ponen en claro cuan urgente es la necesidad de la responsabilidad; pocas cosas demuestran valentía como ser responsable de nuestros actos y sus consecuencias. La responsabilidad directa de la dictadura en la muerte de Orlando Zapata Tamayo es evidente, palpable. Su posterior intento de confundir, vano, carga aun más esa responsabilidad; porque muchas preguntas surgen, la mayoría de ellas cuestiona la dictadura y su proceder.
Si hoy los libros de texto sobre historia de Cuba narran de las prisiones de la dictadura de Batista, el tenebroso BRAC; mañana, hablarán de la aun más tenebrosa Villa Marista y sus correspondientes organos represivos diseminados en la geografía isleña, contarán como hoy supera con creces la cantidad de prisiones actual a la de aquella época, sin mediar proporción o correspondencia alguna, el terror de las hordas aquellas, con nombres como Masferrer, Carratalá y otros, hoy son un puñado anónimo, con un único lider y por ende, un único responsable.
Los cubanos, como otros ciudadanos del mundo, tenemos el derecho, reconocido por demás mediante documentos avalados por órganismos internacionales, a mostrar nuestras inclinaciones y afectos por políticas o ideologías, aun aquellas en directa oposición al gobierno, es derecho reconocido la factibilidad de participar en actividades de legaciones de países extranjeros, ususfructuar libremente cualquier servicio o mercancía que no violente los principios internacionales establecidos y reconocidos. Escudarse tras soberanía o peligro entendido particularmente, sin una base legal reconocida internacionalmente, para mermar o conculcar los derechos individuales de los ciudadanos de un país, está claramente condenado por los órganos internacionales que velan por derechos de todo tipo o naturaleza, incluso, violando tratados y acuerdos internacionales de los que Cuba es firmante.
El monólogo al que incitan gobiernos afines o no al cubano, es inútil cuando no expresa clara y explícitamente el deseo de la comunidad internacional de que Cuba respete esos derechos, de que Cuba, acate las normas internacionales sobre derechos humanos y otros. Creer luego de toda la historia y antecedentes de la dictadura en un posible avance sobre la materia conversaciones mediante, es como pedir peras al olmo, desgañitarse hablando a sordos y ciegos sanguinolentos, irascibles, criminales.
Es suficiente, colma todo límite el grado de indolencia de otros gobiernos, gobiernos de países democráticos que cuidan sus intereses económicos en detrimento de pueblos sometidos a bárbaras dictaduras como la cubana.
Basta ya de prestar oídos y conceder a quien no escucha ni concede a su propio pueblo cosa alguna que no sea la represión y el terror por la fuerza y sin razón alguna.
No sé si es la hora, minuto o segundo de hacer algo, en esa hora, minuto y segundo, vivimos los cubanos una dictadura.
Los poderes en otros países democráticos, balancean la libertad para lograr una convivencia de todos; Cuba, con una dictadura de más de 50 años, sólo conoce de la libertad que se vive en el corazón y el ideal, la real y correspondiente, mucho ha, se ausenta de nuestra tierra.
Ni el gobierno español ni ningún otro, proveerá a la justicia y la libertad de los cubanos conversando con intolerantes y extremistas, más interesados en mantener el control que escuchar razones, no importa el costo de sangre o lágrimas para el pueblo cubano, ellos persisitiran en la violencia y el terror. De que sirve siquiera, a estas alturas, suponer un cambio o arreglo, con quienes han demostrado su inamovilidad y los mismos métodos de terror y violencia de siempre, clasificando cualquier oposición, disentimiento o desacuerdo como criminales comunes, patanes al servicio de otra nación, ese cuento, ya no funciona, no lo cree ni el pueblo, límitado en su acceso a la realidad de este mundo, pero conociendo al pájaro por su excremento pestilente y sucio de 50 años.
Se niegan a hablar con el pueblo, pero se sientan a la mesa de los asesinos y comulgan con ellos, arreglados estamos con estos abogados del diablo.
No pude ver el bodrio fílmico que pasó anoche el noticiero de la televisión, no fue anunciado, quizás lo repitan, pero al ser los guiones de un mismo autor, cabe esperar de lo mismo. Por lo pronto, tratar de encubrir, como me cuentan, la autoría del asesinato de Orlando Zapata Tamayo con las diligencias como el injerto de un riñón, luego de negarle el agua por 18 días, causa directa de la disfunción renal y dejarle morir sin una pequeña concesión, alguna que aliviara las tensiones y quizás diera fin a la huelga que provocó el desenlace fatal.
No se me menciona alguna foto del occiso que aseguro 99% existen, se omite dolosamente en el documental la figura delictiva de intervenir conversaciones privadas y correspondencia, extrayendo y sacando fuera de contexto con fragmentos de diálogos las conversaciones en torno a la huelga y posterior muerte. Nada del sepelio y la toma policial de Banes.
Habla Carlos Alberto Montaner en una entrevista de la revista colombiana Perspectiva, tesoro recién llegado a mis manos, sobre la responsabilidad, ciertamente, hechos como estos, ponen en claro cuan urgente es la necesidad de la responsabilidad; pocas cosas demuestran valentía como ser responsable de nuestros actos y sus consecuencias. La responsabilidad directa de la dictadura en la muerte de Orlando Zapata Tamayo es evidente, palpable. Su posterior intento de confundir, vano, carga aun más esa responsabilidad; porque muchas preguntas surgen, la mayoría de ellas cuestiona la dictadura y su proceder.
Si hoy los libros de texto sobre historia de Cuba narran de las prisiones de la dictadura de Batista, el tenebroso BRAC; mañana, hablarán de la aun más tenebrosa Villa Marista y sus correspondientes organos represivos diseminados en la geografía isleña, contarán como hoy supera con creces la cantidad de prisiones actual a la de aquella época, sin mediar proporción o correspondencia alguna, el terror de las hordas aquellas, con nombres como Masferrer, Carratalá y otros, hoy son un puñado anónimo, con un único lider y por ende, un único responsable.
Los cubanos, como otros ciudadanos del mundo, tenemos el derecho, reconocido por demás mediante documentos avalados por órganismos internacionales, a mostrar nuestras inclinaciones y afectos por políticas o ideologías, aun aquellas en directa oposición al gobierno, es derecho reconocido la factibilidad de participar en actividades de legaciones de países extranjeros, ususfructuar libremente cualquier servicio o mercancía que no violente los principios internacionales establecidos y reconocidos. Escudarse tras soberanía o peligro entendido particularmente, sin una base legal reconocida internacionalmente, para mermar o conculcar los derechos individuales de los ciudadanos de un país, está claramente condenado por los órganos internacionales que velan por derechos de todo tipo o naturaleza, incluso, violando tratados y acuerdos internacionales de los que Cuba es firmante.
El monólogo al que incitan gobiernos afines o no al cubano, es inútil cuando no expresa clara y explícitamente el deseo de la comunidad internacional de que Cuba respete esos derechos, de que Cuba, acate las normas internacionales sobre derechos humanos y otros. Creer luego de toda la historia y antecedentes de la dictadura en un posible avance sobre la materia conversaciones mediante, es como pedir peras al olmo, desgañitarse hablando a sordos y ciegos sanguinolentos, irascibles, criminales.
Es suficiente, colma todo límite el grado de indolencia de otros gobiernos, gobiernos de países democráticos que cuidan sus intereses económicos en detrimento de pueblos sometidos a bárbaras dictaduras como la cubana.
Basta ya de prestar oídos y conceder a quien no escucha ni concede a su propio pueblo cosa alguna que no sea la represión y el terror por la fuerza y sin razón alguna.
No sé si es la hora, minuto o segundo de hacer algo, en esa hora, minuto y segundo, vivimos los cubanos una dictadura.
Los poderes en otros países democráticos, balancean la libertad para lograr una convivencia de todos; Cuba, con una dictadura de más de 50 años, sólo conoce de la libertad que se vive en el corazón y el ideal, la real y correspondiente, mucho ha, se ausenta de nuestra tierra.
Ni el gobierno español ni ningún otro, proveerá a la justicia y la libertad de los cubanos conversando con intolerantes y extremistas, más interesados en mantener el control que escuchar razones, no importa el costo de sangre o lágrimas para el pueblo cubano, ellos persisitiran en la violencia y el terror. De que sirve siquiera, a estas alturas, suponer un cambio o arreglo, con quienes han demostrado su inamovilidad y los mismos métodos de terror y violencia de siempre, clasificando cualquier oposición, disentimiento o desacuerdo como criminales comunes, patanes al servicio de otra nación, ese cuento, ya no funciona, no lo cree ni el pueblo, límitado en su acceso a la realidad de este mundo, pero conociendo al pájaro por su excremento pestilente y sucio de 50 años.
Se niegan a hablar con el pueblo, pero se sientan a la mesa de los asesinos y comulgan con ellos, arreglados estamos con estos abogados del diablo.
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