Luego del fin de la Guerra Fría, del fin de tantos peligros, ciertos o no, parecería que finalmente pudiera sentarse este mundo a mirar tranquilamente caer la tarde, amanecer o cualesquiera otro fenómeno intrascendente de la naturaleza, aun aquellos pequeños absurdos de conflictos de baja intensidad, algo para la crónica roja. atrás, creíamos, quedaban años de sozobra, del cara o cruz con la cruz imaginada de un hongo atómico, de los grandes en la política dandose de golpes con los pequeños, apenas rasguñados, con intercambio de palabras fuertes, lenguaje de adulto, pero a fuer de ser sinceros, poca violencia, podía ser visto hasta por un público PG-13, creo que eso es como ver en compañía de adultos.
Más la realidad, ha ido abofeteando al más incrédulo, amoratando el ojo a quien antes no recibió más que arañazos, desmayando incluso a quienes se buscaba de apoyo cuando se corría huyendo de algún fuerte ofendido por alguna travesura de infante.
La diferencia, aun muchos que han recuperado el conocimiento luego de no saber, ni por donde vino el golpe, quedan aturdidos y siguen sin saberlo. Pero es más sencillo que el agua o H2O, antes era a las bravuconadas, quienes se enzarsaban, sabían cuando parar y retomar y dejar retomar el aliento, era una especie de juego con reglas tácitas, aun en los días difíciles de Octubre del 62, los poderosos quienes estaban implicados tenían que perder y por supuesto, ignoraron al loquito del caribe, que cambió el periódico doblado y usado de sombrero por una gorra verde, pero bajo ella, la locura era mayor, de record.
Ahora, el juego es sucio, no hay reglas ni etiquetas, ni quien detenga la pelea para recuperar el aliento, porque sencillamente, no es un contrincante, es un real enemigo, quien quiere ver, no ya sangre, quiere ver muerte, destrucción y apocalipsis; un enemigo que cuenta, al contrario de los contrincantes de antaño, con poder económico y lo emplea; un enemigo de veras, del odio, del mal, de todo lo oscuro que puede imaginar una persona cuando piensa en el daño real o imaginario y este, creánmelo, es real; un enemigo, que cuando pidió, pidió quedar tuerto por dejar a su vecino ciego; que ni corto ni perezoso, ha cavado las dos tumbas a sabiendas del fin último de la venganza; un enemigo que si tiene pasado, oscuro, tenebroso y sangriento, empedrado de buenas intenciones, pero le falta lo más importante, no ve futuro, su vista está oscurecida por el pasado.
Este marte próximo, no votarán los norteamericanos por alguien que termine la crisis, o la guerra o sus problemas económicos, probablemente, ojalá esté errado, estén votando por su propia subsistencia como democracia, la más antigua, la que siempre ha auxiliado y ha permanecido, estoy seguro, por eso, como garantía de que no se va a jorobar este globo redondo lleno de ególatras y pequeños diosecillos de muchas ínfulas, quienes no han dudado de retirar el apoyo a quienes se han excedido o planean en hacerlo, aun cuando fuesen quienes ellos auparon, han reconocido y tratado de enmendar el error. Que como país grande, han sido grandes sus errores, pero sus aciertos más profusos y benéficos que opacan las pequeñas manchas que le señalan. Lo más importante, ha permanecido y prevalecido, pero como enseña la historia, no vendran de fuera a destruirlo, sus peores enemigos, siempre los ha tenido dentro, los maccarthistas, los Carters, los Clintons y ultimadamente, como suelen decir los aztecas, los Obama. Son ellos quienes han cosechado lo sembrado por republicanos, son esos demócratas de trajes con máculas espérmicas, quienes han ido al podio para recoger laureles que no han ganado en la lid.
Mañana, pasara la crisis, como ya han pasado; mañana, pasara la guerra como ya han pasado; lo que si puede que no pase luego que elijan a Obama, es un presidente demócrata cosechando lo sembrado por republicanos, será Obama forever, será, Obama y no EEUU la nación, será probablemente el socialismo negro del 21, y no precisamente por el color, no soy racista, valga la aclaración, será negro por el porvenir que deviene de ganar este Obama de todos los demonios, los propios y los ajenos.
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