Hay la
absurda creencia de que apuntalando al régimen cubano, pueden
consolidarse las dictaduras emergentes en Latinoamérica, que podrán
ganar tiempo suficiente para que estas protodictaduras terminen de
devorar a dentelladas la democracia y libertad en sus respectivos
países. El empecinamiento y ceguera de los tontos y tontos útiles,
la negación a notar que el pueblo cubano resiste callado porque
tiene la certeza del fin próximo de la dictadura cubana y como suele
decirse, el que esperó lo mucho, puede esperar lo poco, les lleva a
conclusiones erradas, pues erradas son las premisas. El efecto dominó
que provocará ese fin del régimen dictatorial cubano, creará un
despeje y claridad total para distinguir el pernicioso efecto de
situaciones como la cubana.
El
soliviantamiento de verdades certificadas por la historia, el uso de
conceptos como soberanía para restringir, mermar o coartar la
aplicación efectiva de derechos elementales y libertades
imprescindibles para el desarrollo humano, debe conllevar a
unanimizar una voluntad drástica que conjure la aparición y
consolidación de regímenes totalitarios, así como la terminación
de los ya existentes en otras regiones aparte de Latinoamérica.
Para
concluir este post, les dejo esta cita de M. Márquez Sterling:
…los
partidos hechos desde las esferas del gobierno son siempre
impopulares, provocan sospechas difícilmente contrarrestables y
acaban por resultar pedestales de la dictadura, cuando no de la
tiranía.
Palmarito
de Cauto, Santiago de Cuba.
14-2-2013.